EN LA TRANSICIÓN, Posdata a Futuro Primitivo. Por John Zerzan

“Sí, la crítica da impresión y todo, pero, ¿de qué otra manera podríamos pasar de este mundo horrible a uno sano, con una existencia a pleno?”

Creo que no debemos dudar que semejante viaje es posible, así mismo la explosión necesaria para iniciarlo puede estar llegando.

El pensamiento de la cultura dominante, como no podría ser de otra manera, siempre nos ha dicho que es imposible escapar de la vida alienada. Es más, la misma cultura o civilización expresa el siguiente dogma esencial: el proceso de civilización, de la manera en que Freud lo concibió, es la venta forzada de una vida libre y natural por una de incesante represión.



Hoy en día, se mire dónde se mire, la cultura está en un estado de desaliento, de agotamiento. Más importante que la entropía afligiendo la lógica de la cultura es, a pesar de todo, lo que parece ser la activa, aunque rudimentaria, resistencia a ello. Este es el rayo de esperanza que molesta a la carrera, que de no ser por esta resistencia, sería totalmente deprimente y aseguraríamos que terminaría ya sea en la total alineación o en la destrucción del bioma, lo que sea que pase primero.

La gente está siendo violentada y golpeada por la angustia que produce el vacío diario, y el significado de la civilización está desapareciendo. Lasch se refirió a la bronca casi universal a lo extranjero en la sociedad, justo debajo de la superficie. Está creciendo y sus síntomas son muy numerosos, sumándose en una negativa a dejar la Tierra insatisfecho.

Adorno preguntó: ¿Qué sería la felicidad si no fuera medida por el inmedible dolor frente a lo que es? Seguramente la vida se ha convertido en una pesadilla tal que justifica esta pregunta, y tal vez también sugiere que algo empezó a ir muy mal hace un largo tiempo. Por lo menos debe estar demostrando, moviéndose a lo específico, que los medios por los cuales se reproduce el “Barco de la Muerte” prevaleciente (por ejemplo su tecnología) no pueden ser usados como una moda en un mundo liberado.

Saul Bellow´s Mr. Sammler se preguntó, “¿qué es “común” en la vida común? ¿Qué pasaría si algún genio hiciese con la “vida común” lo que Einstein hizo con la materia? Encontrando las energías, descubriendo la radioactividad”. Por supuesto todos debemos ser ese Einstein, que será exactamente lo que desarrollará una energía suficiente para remodelar completamente las condiciones de la existencia humana. Diez mil años de cautiverio y oscuridad, por citar a Vaneigem, no harían frente a 10 días de completa y absoluta revolución, que incluiría la reconstrucción de nuestro propio interior. ¿Quién no odia la vida moderna? ¿Qué condicionamiento que se mantuviera podría sobrevivir una explosión tal de vida, una que removiera cruelmente las fuentes de tal condicionamiento?

Obviamente somos rehenes del capital y la tecnología, y nos estamos sintiendo dependientes, al punto de la desesperación, del peso de todo esto, la inercia masiva de siglos de clases, valores y patrones alienados. ¿De qué se podría hacer caso omiso inmediatamente? De las fronteras, de los gobiernos, de las jerarquías... ¿De qué más? ¿Cuán rápido podrían disolverse las formas más asentadas de la autoridad y la separación, tales como la división del trabajo? Yo creo, y no espero con el espíritu de deducir programas detallados de acción partiendo de principios abstractos, que no voy a poder ver libertad y unidad sin la disolución del poder inherente a los especialistas de cada tipo.

Muchos dicen que millones morirían si la actual fidelidad tecnológica y global al trabajo y a la comodidad fuera destrozada. Pero este planteo omite muchas potenciales cuestiones. Por ejemplo, hay que considerar el gran número de gente que sería liberada de la persecución parasitaria, manipuladora y destructiva para conseguir creatividad, salud y libertad. En este momento, de hecho, son muy pocos los que contribuyen de alguna manera a satisfacer las verdadera necesidades. Transportar comida cientos de kilómetros, lo cual no es una actividad atípica hoy en día, es un ejemplo de una actividad sin sentido, tal como lo es producir incontables toneladas de herbicidas y pesticidas. La imagen de la humanidad muriendo de hambre si se intentara hacer una transformación debe ser puesta en perspectiva con respecto a otras cuestiones sobre la agricultura, de naturaleza más positiva. Es perfectamente posible hablando en términos generales, que cada uno cultive su propia comida. Hay formas simples para aumentar el rendimiento de las pequeñas parcelas que no incluyen la división del trabajo.

La agricultura en sí, debe ser superada, al igual que la domesticación, porque saca más materia orgánica de la tierra delo que devuelve a ella. La permacultura es una técnica que parece realizar una agricultura que se desarrolla a sí misma y por lo tanto, tiende hacia la naturaleza no hacia la domesticación. Esto es un ejemplo de una forma prometedora de sobrevivir alejándonos de la civilización. Cultivar dentro de las ciudades es otra forma de lograr una transición práctica, y un paso más hacia el reemplazo de la domesticación, sería una forma más o menos aleatoria de propagar plantas.

Con respecto a la vida urbana, se debe realizar cualquier cosa que tienda hacia la autonomía y la autoayuda, empezando ya, de manera que las ciudades sean abandonadas luego lo más rápido posible. Creadas fuera de la necesidad del capital de centralizar el control de las transacciones de propiedades, la religión y dominación política, las ciudades permanecen como monumentos destructores de la vida de acuerdo a las mismas necesidades del capital. Algo del estilo de lo que hoy conocemos como museos podría ser una buena idea para que las generaciones posteriores al cataclismo sepan en cuán grotesca se había convertido nuestra existencia. Lugares móviles de festejos podrían ser la configuración más parecida a las ciudades que la vida desalienada podría expresar.

Junto con la emigración de las ciudades, se podría ver un éxodo de los climas más fríos a los más cálidos. El calefaccionamiento de los espacios habitables en las zonas del Norte es un gasto absurdo de energía, recursos y tiempo. Cuando los hombres se relacionen nuevamente con la tierra y se vuelvan más sanos y robustos, estas zonas serán habitadas de vuelta, de formas completamente distintas.

Con respecto a la población en sí, su crecimiento no es más natural o neutral que la tecnología. Cuando la vida está fatalmente fuera de control, la reproducción aparece como una compensación por el empobrecimiento, así como si los recolectores cazadores incivilizados sobrevivieran hoy en día, los niveles de población serían relativamente bajos.

Enrico Guidoni, señaló que las estructuras arquitectónicas revelan necesariamente gran parte del contexto social. De manera similar, la falta de refugio y el aislamiento de la sociedad de clases no son un accidente, y es necesario destruirlos del todo. Arquitectura sin arquitectos, de Rudofsky, muestra algunos ejemplos de refugios creados no por especialistas, sino por la espontánea actividad comunal. Basta con imaginar lo tentadora riqueza de los hogares únicos, no producidos en masa, y parte de una serena mutualidad que se podría esperar surja del colapso de los límites y la escasez artificial tanto material como emocional.

Probablemente la salud, en un nuevo mundo, será un problema incluso menos reconocible que el refugio. La “medicina” industrial y deshumanizada de hoy es completamente cómplice del proceso por el cual la sociedad nos saca la vida y la vitalidad. De los innumerables ejemplos de crimen en el presente, el negocio directo a partir de la miseria humana debe “rankearse” cerca de los primeros. Prácticas de las medicinas alternativas ya están desafiando al modelo dominante, pero la única solución real es la abolición de una estructura que por su misma naturaleza crea una increíble cantidad de empobrecimiento físico y psíquico. Desde el Reich a Mailer, por ejemplo, el cáncer es reconocido como el crecimiento de una locura generalizada bloqueada y negada. Antes de la civilización, la enfermedad, era por lo general inexistente. ¿Cómo podría haber sido de otra forma? ¿Cómo podrían existir enfermedades infecciosas, degenerativas, emocionales y todo lo demás sino como el resultado del trabajo, los tóxicos, las ciudades, el extrañamiento, el miedo, las vidas no realizadas, de todo el circo de la realidad distorsionada y alienada? Destruir los recursos erradicará el sufrimiento. Los dolores menores serían tratados con hierbas, sin llegar a mencionar una dieta basada en comida pura, no procesada.

Parece evidente que no nos podríamos deshacer de las fábricas y de la industrialización instantáneamente, pero es igualmente evidente, que su destrucción debe ser perseguida con todo el vigor que nos da el inminente colapso. Tal esclavización de la gente y de la naturaleza, debe desaparecer para siempre, de forma que palabras como producción y economía dejaran de tener sentido. Un graffiti del levantamiento en Francia en el ´68 decía simplemente “¡Rápido!”. Aparentemente esos partisanos se dieron cuenta de la necesidad de moverse rápido hacia el futuro, sin temporalizar o comprometerse con el viejo mundo. Media revolución sólo preservaría la dominación y fijaría sus ataduras sobre nosotros.

Una vida cualitativamente diferente incluiría la abolición del intercambio, en cualquiera de sus formas, en favor de los regalos y cualquier forma del espíritu del juego. En lugar de la coacción del trabajo (¿y cuánto del presente podría continuar sin esa coacción?) el objetivo central e inmediato es lograr una existencia sin restricciones. Placer ilimitado, esfuerzo creativo, de acuerdo a las líneas de Fourier: siguiendo las pasiones de los individuos y en un contexto de completa igualdad.

¿Qué mantendríamos? ¿Dispositivos que resguardaran el trabajo? A menos que no incluyan división del trabajo, este concepto sería una ficción; detrás de resguardar se esconde la petrificación del trabajo forzado de muchos y el despojo de la naturaleza. Así como lo puso el Grupo Parisino de Interrogaciones: “Los ricos de hoy, no son ricos humanos, son ricos para el capitalismo que corresponde con la necesidad de vender y de estupidizar. Los productos que manufacturamos, distribuimos y administramos son la expresión material de nuestra alienación”.

Todo tipo de miedo o duda crece en contra del panorama a la posibilidad de transformar la vida, incluyendo el momento en que comienza. “¿No significaría la revuelta una mutilación criminal, acumulación, violencia por sobrevivir, etc.?” Pero los levantamientos populares encierran fuertes sentimientos de alegría, unidad y generosidad. Considerando los más recientes ejemplos de EE.UU. )las insurrecciones urbanas de los ´60, Nueva York en el ´77 y Los Angeles en el ´92= nos encontramos con gente compartiendo espontáneamente, en contra de la violencia social y contra las mujeres, incluso una sensación festiva.

Nuestro principal inconveniente radica en olvidarnos la primacía de lo negativo. La duda, la existencia pacífica, esta falta de convicción sería fatal si se le permitiese crecer. El impulso realmente humanitario y pacífico es aquel que se compromete incondicionalmente a destruir la maligna dinámica conocida como civilización, incluyendo sus raíces. El tiempo, es una engañosa imposición de la cultura que limita, nombrar es dominar, como contar, uno de los aspectos del distanciamiento que produce el lenguaje. En el horrible extremismo de hoy podemos ver la necesidad de regresar a la naturaleza, a la intimidad sensual múltiple de lo natural que existía antes de que la simbolización convirtiera lo vivo en una caricatura reificada y separado de sí mismo. Por saber lo que nuestros antepasados no sabían que debía ser evitado, el encantamiento debe ser percibido incluso más claramente esta vez.

Podríamos derribar lo concreto inmediatamente, como una vez aconsejó mi amigo Bob Bubraker. “ LITERALMENTE, ¡DEBAJO DEL PAVIMENTO ESTÁ LA PLAYA!”


Traducción de Javier Guerrero Anti-copy Right

0 comentarios:

Publicar un comentario

POSTS RELACIONADOS

top